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Después de ser suspendido como estudiante de la Universidad Autónoma de Chapingo por su activismo político y poco interés en la agricultura, adquiere pasión por las artes y es en 1990 cuando regresa a su pueblo natal e ingresa al Taller Martín Pescador, en donde aprende los fundamentos básicos del dibujo, la pintura y principalmente el grabado, materia que perfeccionaría con los años. Al día de hoy Artemio es un consolidado artista del grabado; en su obra destacan técnicas de grabado y la pintura populares que se caracteriza por la sencillez y claridad con la que plasma sus imágenes, trabajando principalmente para crear impresiones en blanco y negro. Su taller La Mano Gráfica, se encuentra en Pátzcuaro.
